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DESTINATIONS

CIUDAD DE BAVIERA

MUNICH

 

 

 

LA ELEGANCIA DE MUNICH

 

Cuna del movimiento nazi y escenario de Hitler tras la Primera Guerra Mundial, Múnich quedó destruida tras los bombardeos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial. Tras una intensa rehabilitación la ciudad fue perfectamente reconstruida y se convirtió enuno de los destinos turísticos más atractivos y populares de Alemania.

 

CERVEZAS ALEMANAS Y EL OKTOBERFEST

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vista la plaza en unos minutos –si lo que nos interesa es escuchar y ver el carrillón, habrá que regresar a las 11 o a las 12 horas–, mi propuesta pasa por seguir en dirección a la iglesia de San Pedro, Alter Peter, a la que llegamos en unos metros por la calle de Rindermarkt. A partir de las 9 de la mañana abren la torre de esta iglesia, que ofrece un mirador con espectaculares vistas. No cabe menospreciar tampoco el interior barroco.

 

Aún no han abierto los comercios, pero seguimos en busca de la comercial Sendlinger Strasse, con la idea de alcanzar la pequeña y delicada iglesia rococó del Altstadt muniqués, la Asamkirche. Vista la parroquia, regresamos sobre nuestros pasos para torcer a la derecha por la Dultstrasse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tras desayunar una weisswurst y una cerveza de trigo en el biergarten deViktualienmarkt, o bien  en una cervecería de la zona –como puede ser la Weisses Bräuhaus o Beim Sedlmayr–, mi consejo es seguir por la calle Tal en busca de la Isartor. Antes de llegar a la puerta, una de las tres que quedan del antiguo recinto amurallado, una buena idea es torcer a la izquierda –bajando– e ingresar en la Marienstrasse. A la altura del lujoso hotel Mandarin Oriental la calle cambia de nombre en honor a nuestra siguiente parada. Es la Bräustrasse que nos conduce directos a la Hofbräuhaus (HB).

 

Flores en Viktualienmarkt

 

En la Hofbräuhaus am Platzl podemos repostar en caso de no haberlo hecho con anterioridad. A mediodía la cervecería más famosa de Múnich se presenta tranquila, algo totalmente diferente a lo que en realidad es: un local por el que pasan casi millón y medio de clientes al año, en el que caben 5.000 personas todas juntas, siempre animadas por el amargo de la cerveza y a menudo por el sonido de la música tradicional. Aún sin parar a tomar algo, recomendaría recorrerla de abajo a arriba, lo que incluye la sala del festival en la segunda planta.

 

Una vez fuera, nuestro camino sigue hacia el antiguo palacio real –Alter Hof– por la Pfisterstrasse. Podemos invertir también unos minutos viendo souvenirs en la empedrada Orlandostrasse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es hora de comer y, dado que el tiempo es oro, recomendaría algo céntrico y que no reste muchos minutos a nuestro contador. Esto es: volver a por una salchicha a un puesto de Viktualienmarkt; comer una pizza en los céntricos l’Osteria, Ocui, Oh Julia o Grano; o bien sentarse en una cervecería junto a la catedral.

 

Tras la comida es momento de salir del centro, más o menos visto. Mi propuesta es ingresar en elEnglischer Garten a través de Odeonsplatz –o bien en metro o bien desandando el tramo final de la mañana –. Primero cruzamos el Hofgarten y luego pasamos por delante de la Haus der Kunst. Lo mejor a mi modo de ver es no entrar en el Jardín Inglés por el primer camino, sino caminar por Prinzregentenstrasse junto al parque hasta alcanzar la zona de la ola de surf. Un pequeño detalle que merece una fotografía.

 

Surf en el Eisbach

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegamos casi a hora de cierre, pero alcanzamos a dar una vuelta por el interior del BMW Welt, el gran edificio contemporáneo que la marca bávara ha abierto junto a su fábrica y museo para presentarle al mundo, y a los turistas, sus coches. Es gratis.

Saliendo de BMW simplemente hay que cruzar el puente peatonal sobre la autovía para entrar en el Olympiapark. En el parque construido para los Juegos Olímpicos de 1972 podemos disfrutar de una sofisticada arquitectura en un ambiente de calma total. Los más ambiciosos pueden obtener grandes vistas de toda la ciudad desde lo alto de Olympiaberg, o bien desde la Olympiaturm –en este caso hay que pagar entrada–.

 

19 horas. Así, totalmente desfondados y regresando al centro en un vagón de metro –U-Bahn 3 de nuevo, ahora hacia el sur–, termina la ruta de un día por la ciudad de Múnich, que casi calificaría de maratoniana. Por supuesto, no hay tiempo para pasear ni visitar los museos de la Kunstareal, ni tampoco para llegar a rincones que yo mismo he calificado aquí como imprescindibles en Múnich. Es el caso del Palacio de Nymphenburg o el barrio de Glockenbach. Eso queda para la próxima visita.

Múnich cuenta con numerosos lugares de interés que permiten adentrarse en su corazón para conocer su pasado y su cara más actual.

 

Visitando la Cervecería Hofbräuhaus Nos transportaréMOS hasta los tiempos de Hitler, en el Palacio de Nymphenburg nos deleitarémos contemplando la grandiosidad de la que disfrutaba la realeza y en el Campo de concentración de Dachau nos transportarémos hasta el periodo más sangriento de la historia de la ciudad.

El lugar donde todo empieza en Múnich es Marienplatz, la plaza de María. Aquí encontramos algunos de los principales monumentos de la ciudad, como el neogótico Neues Rathaus o su antecesor, el Altes Rathaus. Ambos majestuosos edificios son reconstrucciones de los originales, destruidos en la II Guerra Mundial, pero no dejan de ser inmuebles singulares y fotogénicos. En medio mismo de la plaza, la Columna de María, con su escultura de la Virgen María bañada en oro.

Este giro nos conduce al mercado central, Viktualienmarkt, no sin antes pasar por delante de la Nueva Sinagoga, el Museo de la Ciudad y el elegante mercado gourmet de Schrannenhalle. Sobre Viktualienmarkt, bien vale un paseo de 15 minutos descubriendo tiendecillas de todo tipo. Si el tiempo acompaña, puede ser buen lugar para tomar una cerveza en su biergarten.

Tras pasear por Alter Hof, seguimos hacia la plaza de Maximiliano José donde encontramos la sede de la Ópera y el Palacio Real, la Residenz. También tendremos tiempo para callejear por la lujosa Maximilianstrasse y la Residenzstrasse hasta alcanzar Odeonsplatz. Aquí encontramos la Fedlherrnhalle y la iglesia de San Cayetano, que merece la pena visitar.

La ruta podría seguir por la Theatinerstrasse hasta la galería comercial de Fünf Höfe. A través de la calle principal, llegamos a la plaza de la catedral. La Frauenkirche exige unos minutos de atención y un paseo por sus naves de estilo gótico. A pesar de estar encajonada entre edificios, no hay que menoscabar la importancia y altura de esta gran iglesia, con capacidad para 20Mil feligreses. Es uno de los iconos principales a nivel local. No muy lejos de allí es interesante pasarse también por la iglesia de San Miguel. A una fachada preciosa, recién rehabilitada, sumamos un interior no menos atractivo, con su bóveda de cañón y las tumbas de algunos reyes y gobernantes bávaros –el caso de Luis II–.

Ahora sí, momento de entrar en el Englischer Garten, el inmenso jardín metropolitano en el que podemos pasear junto al Eisbach o visitar pequeños monumentos como la Torre China. Esta incluye biergarten, a veces animado musicalmente, lo que puede inspirar una nueva pausa. Visto el Jardín Inglés, podemos salir por la Giselastrasse. Esto es, la parte baja del barrio de Schwabing donde encontramos preciosos palacetes modernistas. Como el tiempo apremia, mi consejo es tomar la línea U3 de metro en dirección Moosach. Esta es la puerta de entrada más rápida al complejo de BMW y el Parque Olímpico.

No hay mejor forma finalizar nuestra visita a Munich que un atardecer en alguna de sus bellas plazas, bebiendo una tradicional cerveza de trigo, acompañada de una "weisswurst" (salchicha blanca). Al día siguiente nos espera la joya del viaje: El Majestuoso Castillo de Neuschwanstein, en la localidad de Füssen, Alemania

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